.- La captura y solicitud en extradición del dirigente del PRM vinculado al cartel de Sinaloa, Yamil Abreu Navarro, es una llamada de atención de los Estados Unidos de Norteamérica al peligro que representa esa red criminal para la región y el sistema de partidos en la República Dominicana.
Se trata de una organización criminal que ha sabido llevar sus tentáculos hasta las más altas esferas del poder político en su nación de origen, México, para agenciarse impunidad y libre transito para sus operaciones de narcotráfico a gran escala. «Nunca pensé que en un gobierno del PRI arrestarían al Chapo Guzmán, porque este capo metió mucho dinero a la campaña de Peña Nieto», expresó sorprendido Phil Jordán, exjefe de la agencia antidroga de Estados Unidos en el Paso, Texas, al ser entrevistado por la cadena Univisión.
También lo hicieron en Colombia y otras naciones de la región, donde la debilidad institucional ha sido el principal punto de apoyo, imponiendo con su dinero corruptor, sangre y fuego autoridades congresuales, municipales y hasta presidentes. «Eso está documentado por la inteligencia de los EEUU», agrego Jordán.
Es ante ese peligroso avance del narcotráfico que surge el Plan Mérida. Un acuerdo entre México y Estados Unidos que envuelve a 20 instituciones de combate al crimen organizado y miles de millones de dólares en apoyo. Además de flotillas de helicópteros, lanchas rápidas, agentes especiales y equipos tecnológicos para perseguir a los traficantes en toda la región Suramericana.
La persecución agresiva por aire, mar y tierra que inició con el acuerdo en el 2008, ha llevado los carteles a buscar otros territorios, descuidados por la política criminal y de cooperación de EEUU, como el corredor del Caribe.
Para nadie es un secreto la importancia de República Dominicana por su ubicación geográfica y las facilidades que esto ofrece al narcotráfico Internacional.
Santo Domingo se asienta en el mismo corazón del Caribe a unos 1,400 kilómetros de la costa norte de Venezuela. La distancia con Puerto Rico es de solo 381 kilómetros, una ruta expedita para introducir al mercado norteamericano grandes cargamentos a través de lanchas rápidas. Lo mimo ocurre con los territorios franceses de Martinica y Guadalupe para llevar la droga a Europa continental. También los territorios británicos de ultramar, como Anguila, Bermudas, las Islas Vírgenes y Jamaica, son trampolines hacia el Reino Unido, a través de República Dominicana y su céntrica ubicación geográfica.
De ahí los esfuerzos de los carteles por extender sus tentáculos hasta este territorio, con la intención de utilizarlo como almacén y centro de distribución hacia Estados Unidos y Europa, según lo reconoce la Oficina de Naciones Unidas contra las Droga y el Delito, en su más reciente informe.
Entonces el Partido Revolucionario Moderno debe manejar con mucha transparencia la captura de uno de sus más importantes dirigentes en la región Sur, vinculado al sanguinario cartel de Sinaloa o del Pacifico, controlado ahora por Ismael-El Mayo-Zambada y los hijos del Chapo, tras la caída de su líder el Chapo Guzmán, condenado a cadena perpetua en EEUU.
No es un “flay” al catcher y más cuando el acusado ha sido tratado con privilegios públicos que muestran hasta donde pudieron llegar los tentáculos de esa organización Mexicana, a través de uno de sus miembros, el perremeista Yamil Abreu, ya enviado a prisión por la Suprema Corte de Justicia.
El principal partido de oposición en República Dominicana debe dar una explicación rápida y demostrar que el cartel no tocó sus estructuras más allá de Yamil Abreu y que su dinero corruptor no entro a la campaña del candidato presidencial y si lo hizo que rueden cabezas, porque como opción de poder es claro que el PRM esta bajo la lupa del Imperio del Norte.
La callada como respuesta no es la más sabia salida a un problema de narcotráfico internacional que tiene como principal acusador al Departamento de Justicia Norteamericano.