Sao Paulo, Brasil.- Luiz Inácio Lula da Silva asumió este domingo la Presidencia de Brasil en presencia de al menos 53 delegaciones extranjeras de alto nivel, incluyendo 17 jefes de Estado y de Gobierno, y con una gran celebración popular que reunió a unas 300 mil personas.
En su discurso en el Congreso Nacional, el presidente electo envió un mensaje de «esperanza y reconstrucción» a sus compatriotas: «El gran edificio de derechos, soberanía y desarrollo que ha construido esta nación ha sido sistemáticamente demolido en los últimos años. Dirigiremos todos nuestros esfuerzos a reconstruir este edificio».
De igual forma, habló de reconstruir un Brasil para todos y criticó el uso de la máquina pública en las elecciones, en alusión al candidato derrotado Jair Bolsonaro.
«Si estamos aquí es gracias a la conciencia política de la sociedad brasileña y al frente democrático que hemos formado. La democracia fue la gran vencedora, superando la mayor movilización de recursos públicos y privados jamás vista; las amenazas más violentas a la libertad de voto», resaltó.
En este contexto, el nuevo dirigente brasileño indicó que «al odio responderemos con amor. A la mentira, con la verdad. Al terror y a la violencia responderemos con la Ley y sus más duras consecuencias».
Además, indicó que hoy mismo firmó medidas de reorganización de las estructuras del poder ejecutivo para que «vuelvan a permitir al Gobierno funcionar de forma racional, republicana y democrática».
En cuanto al desarrollo económico, Lula destacó que «Brasil puede y debe estar a la vanguardia de la economía mundial». Por lo que será una misión primordial del Estado «articular la transición digital y llevar la industria brasileña al siglo XXI, con una política industrial que apoye la innovación, estimule la cooperación público-privada y fortalezca la ciencia».
Asimismo, el nuevo mandatario prometió retomar «la integración a partir del Mercosur, con la revitalización de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y otras instancias soberanas».
Además, dijo que su país fortalecerá la cooperación con el foro BRICS, cuyos miembros son también China, India, Rusia y Sudáfrica, y tenderá relaciones con África y el mundo en desarrollo.
Retos y desafíos
Lula junto a su vicepresidente, Geraldo Alckmin, empiezan un nuevo mandato, en medio de un riguroso esquema de seguridad, tras los recientes disturbios en Brasilia y el intento de ataque con explosivo protagonizados por simpatizantes del presidente saliente, Jair Bolsonaro.
El veterano político, de 77 años, inicia un nuevo periodo lleno de retos: tendrá que afrontar una situación económica severa, con 33 millones de personas en situación de hambre, 11 millones de desempleados, inseguridad, problemas ambientales y una geopolítica compleja.
De igual forma, Lula sabe que tiene que gobernar «para los 215 millones de brasileños» y ha asegurado que «no existen» dos países, pero los resultados de las elecciones presidenciales demostraron que no lo tendrá nada fácil: las urnas reflejan un país fracturado entre dos visiones opuestas, y un Congreso y tres importantes estados dominados por el bolsonarismo.