Por: Franklin Vásquez
.- Aunque arrancó con un título muy sugerente: “Juntos somos mejores: 80 años y más por la paz, el desarrollo y los derechos humanos”, lo cierto es que la 80va. Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se celebra en un mundo en crisis y con profundas incertidumbres, en donde existen más desafíos que esperanzas.
En efecto, la guerra de aranceles que desató la decisión de la nueva administración de Donald Trump al frente de los Estados Unidos de Norteamérica, ha tenido consecuencias para muchos países, lo que se ha reflejado en desaceleración del comercio internacional, con efectos sobre los costos de las exportaciones e importaciones.
Adicionalmente, estos nuevos esquemas arancelarios han tenido respuestas diplomáticas, con matices de retaliaciones que llevan consigo tensiones y represalias.
Esto ha creado también distorsiones en las cadenas de suministro globales. Por demás, todo esto ha generado aumentos de precios para los consumidores de muchos países, ya que las empresas, que son las que importan/exportan, han traslado el incremento de los aranceles a sus costos de producción, con evidentes consecuencias en el poder adquisitivo de la gente.
Otro tema que impacta negativamente la celebración de los 80 años de existencia de la ONU son los conflictos bélicos que están teniendo lugar en muchas fronteras y a lo interno de muchos países.
Por ejemplo, una consulta a la Inteligencia Artificial arrojó que, al 2024, existían 61 conflictos basados en los Estados, de los cuales 36 estaban activos. De esos, 11 conflictos habían alcanzado el nivel de “guerra”, definido como aquellos con al menos 1,000 muertes relacionadas con los combates en un año. Se estima que ese es el número más en alto en cantidad de conflictos desde el año 1946.
De igual manera, uno de los problemas más graves con los que se lucha actualmente es la migración, evidenciándose un récord en la cantidad de personas desplazadas forzosamente, llámese: refugiados, desplazados internos, apátridas, entre otros.
Por ejemplo, según el informe Worl Migration Report 2024 de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), existen cerca de 281 millones de migrantes internacionales, lo que da una idea de los efectos de los conflictos prolongados, las crisis económicas, las persecuciones políticas, los desastres ambientales u otros fenómenos de la naturaleza, sobre la vida de la gente en todo el globo terráqueo. Frente a esta realidad, se ha llegado a la conclusión de que la movilidad humana se ha convertido en un fenómeno sistémico vinculado a crisis múltiples.
A partir de todo este escenario, más otros que están relacionados con los efectos que están teniendo el cambio climático y el calentamiento global, así como la falta de gobernanza y regulación en la expansión de la inteligencia artificial, igual que los recortes financieros que ha sufrido la ONU durante los últimos años, dejan poco espacio para esperar que se pueda celebrar por todo lo alto los 80 años de este importante organismo internacional.
Quizás la buena noticia es el retorno de Donald Trump a este conclave que, en un principio, puede verse como un espaldarazo, aunque este dejó un mensaje muy claro para los gobernantes presentes, y era que la migración descontrolada estaba llevando al infierno a muchos países.