Guatemala.- El actual presidente de Guatemala, Jimmy Morales, dejará el cargo en enero con una de las tasas de aprobación más bajas del continente. Al 80% de los guatemaltecos que rechaza su gestión se suma el repudio de los electores en la primera vuelta de las elecciones de junio en las que la formación que representa apenas logró el 3% de los votos.
Nunca en la historia democrática de Guatemala un gobernante ha logrado un resultado tan bajo en unas elecciones organizadas desde el poder.
Los resultados de los comicios de este domingo, donde Alejandro Giammattei resultó el electo presidente de los guatemaltecos, marcan la cuenta regresiva para la salida de Jimmy Morales, tras cuatro años de una gestión nutrida de casos de corrupción, decisiones autoritarias, sometimiento a Estados Unidos y estancamiento económico.
“El legado de Jimmy Morales es siniestro. Las grandes decisiones que ha tomado han estado enfocadas en su intento personal por congraciarse con Estados Unidos y garantizarse la inmunidad penal cuando deje el poder”, señala Manfredo Marroquín, exdirector de Transparencia Internacional.
Entre las decisiones polémicas de Morales se cita la expulsión de los miembros de la Comisión contra la Impunidad de Naciones Unidas que encabezaba Iván Velásquez, un órgano fundamental en el combate a la corrupción. Cuando el cerco se cerraba sobre Morales, señalado de financiación ilícita, el mandatario anunció su salida del país.
También el traslado de la sede diplomática de Guatemala en Israel para obtener el aplauso del gobierno republicano.
Las clases medias y bajas resienten la caída del nivel de vida y el desmantelamiento de servicios públicos como salud, educación e infraestructuras. Desde el punto de vista económico, el gobierno electo heredará una economía desacelerada, con un crecimiento, en los últimos tres años, del 3%, con un crecimiento poblacional de los más altos del mundo.