Distrito Nacional, RD.- Desde la distancia, desde nuestra amada República Dominicana, aprovecho estos mecanismos que nos da la tecnología, para enviarles un saludo cálido, afectuoso y fraternal a nuestros conciudadanos en el exterior.
Muchos de ustedes sabrán que durante una parte de mis años de infancia y adolescencia residí en New York; y por consiguiente, sé, por experiencia propia, lo que significa ver a una madre trabajar con ahínco para mantener y educar a sus hijos.
Reconozco y valoro el enorme esfuerzo que cada día tienen que desplegar nuestros taxistas, los trabajadores en bodegas y supermercados, los policías, trabajadores en factorías, maestros, médicos y otros profesionales para contribuir no solo con el sustento de sus familiares y allegados allá, en el exterior, sino también aquí, en nuestro suelo patrio, donde hay muchas personas que para sobrevivir, dependen de los recursos que ellos envían.
Ahora, a pesar de la distancia que nos separa, vivimos la misma tragedia. La pandemia del COVID-19, no respeta fronteras ni necesita de visado ni de pasaporte. Se está propagado, libremente, por todo el mundo.
Desde aquí, República Dominicana, nosotros también estamos preocupados por ustedes. Los que viven en Puerto Rico, en New York, en New Jersey, en Providence, en Boston, en Chicago, en la Florida y en todo los Estados Unidos. También los que viven en Madrid, en Barcelona y en toda España. Igualmente, los que viven en Italia y Suiza; y en cualquier parte del mundo.
Nuestras oraciones están con ustedes.
La pandemia ha golpeado a todo el mundo en estos momentos tan aciagos y de pesadumbre. Sé que quisieran estar junto a nosotros, como nosotros junto a ustedes, pero ahora tenemos que ser fuertes, prudentes, sensatos y perseverantes; y orar a Dios para que la alegría y el optimismo vuelva a reinar entre nosotros.
Albergamos la esperanza de que pronto, podamos juntos, tomados de la mano, cantar en alta voz, con el pecho erguido, la canción que nos identifica y nos llena de orgullo: “Quisqueyanos valientes alcemos, nuestro canto con viva emoción…”.