Por: Osvaldo Santana
.- El país acaba de vivir un acelerón en la competencia entre quienes detentan el poder y quienes aspiran a sustituirlos. Hechos fortuitos y la punzante realidad que vive el mundo después de la pandemia y la escalada belicista en el Este de Europa precipitaron el acontecimiento.
Una serie de acontecimientos en el territorio nacional provocaron un estado de inquietud que precipitó la celebración de dos sucesivos consejos consultivos en el gobierno.
Los brutales asesinatos de ciudadanos inocentes en los cuarteles policiales, tres documentados por diferentes vías, en San José de Ocoa, Santiago y en el mismo corazón de la acomodada zona residencial de Naco, en el Distrito Nacional, destaparon una ola de repudio contra la violencia y la violación al derecho a la vida.
Las versiones mentirosas de la Policía, pretendiendo negar los hechos de sus agentes, y la desafortunada decisión de desautorizar al jefe de la Policía para que no acudiera a la Cámara de Diputados a explicar los hechos, exacerbaron los ánimos. Y los congresistas se sintieron burlados cuando el ministro de Interior y Policía Jesús Vásquez prefirió ir ante los legisladores en lugar del general Eduardo Alberto Then.
La concurrencia de Vásquez, aunque pocos lo observaron, implicó un espaldarazo a la gestión de Then, toda vez que ya cobraba cuerpo el reclamo de su sustitución. La posterior resistencia de la representación del Partido Revolucionario Moderno (PRM) a acoger el renovado pedido de interpelación del jefe policial también involucró una asunción de su defensa.
Sin embargo, esa actitud del PRM no fue capitalizada por la oposición, probablemente temerosa de que se le señale que en sus experiencias de gobierno, igual habrían tenido que tolerar tales comportamientos policiales.
Como suele ser habitual en la República, nuevos hechos empujaron a un segundo plano la inconformidad en la población. Además del desafuero policial, la inseguridad ciudadana y los impactos de la inflación, el pueblo fue sorprendido por una tanda de apagones que el gobierno en principio pretendió justificar en una insuficiente capacidad instalada de generación eléctrica a consecuencia de malas gestiones de gobiernos pasados, lo que probablemente molestó a la población, porque hace dos años que la actual administración viene adoptando políticas en el sector eléctrico, como la eliminación de la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), la “mejoría y saneamiento” de las Edes, la consolidación de sus consejos, sin denunciar seriamente el problema del invocado déficit de generación.
Tampoco podía alegarse como causa la falta de pagos a las generadoras, hasta que al final hubo que admitir que los apagones se debían a la salida de varias plantas, cuyos gestores habían comunicado a las autoridades que saldrían para mantenimiento. Pareció que el Ministerio de Energía y Minas no adoptó las medidas pertinentes para evitar la tanda de apagones que vinieron a calentar el descontento ya visible a causa de la inflación. No faltaron las protestas en diferentes regiones del país.
El gobierno a la defensiva
Era obvio que el gobierno había caído a la defensiva. Antes, en el plano político y del debate institucional, se había producido un frenazo en el propósito de impulsar una reforma constitucional que ha sido rechazada por la oposición bajo sospecha de que persiga fines inciertos.
Ya el gobierno tenía encima las críticas persistentes de Leonel Fernández a su plan de reducir los precios de los alimentos con la ley de tasa cero para un paquete de artículos de consumo masivo que son producidos en el país, y que podría afectar a los agricultores nacionales.
El subsidio a los fertilizantes no pareció tener tampoco el efecto esperado. En cualquier caso, para bien o mal, la política de apertura de las importaciones requeriría más tiempo.
Entonces, el momento requería “acciones” y vino un Consejo de Gobierno para anunciar el “Plan Siembra RD”, con el propósito de impulsar la producción de alimentos. Sería un empuje adicional con 1,275 millones de pesos para continuar el programa de subsidio a los fertilizantes, que habría comenzado en noviembre pasado, con una inversión de RD$1,740 millones. También se anunció la inversión de RD$500 millones para financiar la ganadería. No fue mencionado el sector ovino-caprino, aunque el año pasado las autoridades anunciaron que le aportarían RD$500 millones para su mejoría.
El PLD a la calle
Justo para el domingo 22 de este mes, el PLD iniciaba su programa de movilización con la juramentación de nuevos miembros, en Azua, con la presencia del expresidente y líder Danilo Medina.
Para algunos, el miércoles 18 de mayo, también en Consejo de gobierno, el presidente Luis Abinader anunció que el domingo 22 empezaba un programa denominado “El Gobierno en las provincias”, lo que podría interpretarse como una respuesta adelantada a una oposición que ya venía cuestionando su Administración bajo el predicamento de que “no saben gobernar”.
Mientras, el presidente Abinader viajaba a Ginebra, Suiza para presentar los éxitos en el manejo de la pandemia de la COVID-19 y la recuperación económica sobre la base de la más eficaz apertura del turismo, dejaba a sus tropas en las calles o reuniéndose con ciudadanos a los cuales les presentaban las “realizaciones del gobierno”.
Hablaron, pero igual escucharon a pobladores, incluso seguidores del PRM, que insistían en demandas incumplidas.
Como hemos visto, estos días recientes elevaron la temperatura política y social, en medio de lo que parece un adelanto de la competencia por el poder que se acelerará en la medida que se acerque el año preelectoral.
Google, Luis y Leonel
En medio de la precipitación de la confrontación en desarrollo se produjo un escarceo cuando el presidente Abinader valoró a Google como una herramienta poderosa contra el populismo y la demagogia de quienes han gobernado, lo que provocó una reacción de Leonel Fernández, que vendría a ser una advertencia acerca del riesgo de estar muy atento a la información instantánea. Y dijo: “… en esta época de comunicación instantánea y continua, si uno está permanentemente viendo va a sentir más la tensión”. Y luego habló de que el presidente Abraham Lincoln prefería no leer a diario los periódicos, sino los fines de semana, por temor a una sobrerreacción emocional: Yo pienso que en tiempo de crisis las personas se ponen tensas, aunque obviamente usted hace el esfuerzo por superar la situación y ve que hay siempre dificultades”.