Por: Roberto Rodríguez Marchena
.- Bastó una conversación de 45 minutos entre los presidentes Claudia Sheinbaum de México y Donald Trump de EE.UU. para pausar un desencuentro que pudo haber iniciado una guerra comercial entre EE.UU. y México, perjudicial para ambos Estados.
Hay que decir que la presidenta Sheinbaum, con serenidad, dignidad y claros argumentos, logró desescalar el conflicto y persuadir al presidente Trump de darle una oportunidad al diálogo y a la colaboración para atender preocupaciones comunes.
“Triunfo de la sensatez”, tituló su editorial el diario mexicano La Jornada al día siguiente.
Es una pausa precaria, tensa, por 30 días, para alcanzar un acuerdo de mutuas concesiones.
En el primer gobierno de Trump, México, EE.UU. y Canadá firmaron un tratado de libre comercio (TMEC) que trajo prosperidad a las empresas de cada país y a sus pueblos. Ambos, México y Canadá, exportaron 918 mil millones de dólares a EE.UU. en 2024. Primer y tercer exportador hacia EE.UU.
Empresas estadounidenses operan en México (las mayores exportadoras hacia EE.UU.), entre ellas General Motors, Ford y Stellantis.
Las exportaciones desde México a EE.UU. superaron los 505 mil millones de dólares en 2024. El déficit comercial de EE.UU. con México fue de poco más de 170 mil millones de dólares, segundo más alto después de China.
38 millones de mexicanos residentes en EE.UU. enviaron 65 mil millones de dólares en remesas familiares.
Estados Unidos y México se necesitan y se benefician mutuamente. Ojalá se entiendan y sigan siendo una muestra exitosa de la estrategia compartida del nearshoring y friendshoring.