Chile.- Chile sigue envuelto en una crisis política y social profunda y de final incierto. El intento desesperado del presidente Sebastián Piñera prometiendo una serie de medidas y reformas como el aumento de las pensiones o el incremento del salario mínimo no han servido para apaciguar ni las protestas ni las calles.
Ya van 18 muertos desde que se iniciara la ola de protestas, según confirma el Ministerio del Interior chileno. Entre los fallecidos hay un niño de cuatro años.
“Hemos recibido con humildad y claridad el mensaje que los chilenos nos han entregado. Es verdad que los problemas se acumulaban desde hace muchas décadas y que los distintos Gobiernos no fueron ni fuimos capaces de reconocer esta situación en toda su magnitud. Reconozco y pido perdón por esta falta de visión”, dijo Piñera en un discurso a la nación.
La intensidad de las protestas, especialmente en la capital de Santiago de Chile, ha ido creciendo exponencialmente desde que el gobierno decidiera subir el precio de los transportes públicos.
Una de las cuestiones que, a juicio de diversos analistas, va a dificultar la vuelta a la normalidad es la falta de un interlocutor claro por parte del movimiento de protesta y se duda de que se erija alguno entre ellos que asuma ese papel.