.- La peor estrategia de algunos empresarios dominicanos es soltar a su suerte a los socios que más aportan a sus organizaciones: SUS EMPLEADOS.
El patrono debe hacerle sentir a sus empleados que su relación se fundamenta en el sentido de la reciprocidad. El momento se presta oportuno para expresar el sentimiento que mayor solidez aporta a cualquier relación: LA LEALTAD.
¿Qué pasa por la mente de un patrono cuando lanza al mar de las precariedades a quienes les ayudaron a desarrollar su empresa?
No estoy apelando a la sensibilidad altruista, sino al principio de justicia ganar/ganar y de que apostemos al menor daño posible.
Díganle, aunque no lo sientan: «si ustedes saltan, nosotros también», en esto estamos juntos, como cuando sacamos esta compañía a flote.
Si no lo sienten de corazón, de sentimiento, háganlo como una inversión que tendrá sus frutos después de la tormenta.
Los directivos pueden aprovechar la situación para desvincular aquellos empleados que nunca entendieron la visión de la organización y no asumieron la causa con su causa, pero esto se hace con criterios claros.
Los buenos empleados merecen respaldo…
Esos empresarios deben dejarse inspirar por las palabras del novelista francés Alejandro Dumas, en su novela los tres mosqueteros (1844 ): «Todos para uno y uno para todos».