.- Hace pocos días publiqué un artículo titulado “Desiderata de un artesano del poder, por qué Danilo se resiste apoyar a Leonel”, en el que establecí mis criterios sobre las razones que, considerando el prisma por el que miran el Presidente y su círculo más cercano de colaboradores, les impedirían dar paso a alguna posibilidad de apoyo a Leonel.
La cúpula palaciega, en este momento, tiene centrados todos sus esfuerzos en tratar de hacer ganar a Gonzalo Castillo y pretende hacerlo contando con los programas asistenciales “Progresando con Solidaridad”, “Quédate en casa” y uno de nuevo cuño llamado “Pa ti”, mecanismos que buscan garantizar los votos dándole apoyo económico directo a sectores vulnerables. Total, Danilo sabe que el partido más grande del país es el “LMA” (lo mío alante).
Pero la falta de miras los hace creer que los ciudadanos no saben que esas acciones son meramente electoralistas y que después que voten, los beneficiarios de los mismos no lo volverán a cobrar. Por supuesto, la principal razón es que el gobierno no cuenta con recursos para financiar indefinidamente esos programas, menos en un contexto económico en el que se han caído los ingresos, parte de las secuelas que en el orden económico internacional está dejando la pandemia.
La forma unilateral con la que se están escogiendo los beneficiarios viola las leyes de Régimen Electoral y la de Partidos Políticos, leyes especiales que versan sobre derechos constitucionales y que ocupan, por ello, rango superior a las leyes ordinarias.
Sin embargo, nuestra JCE hace mutis sobre las violaciones a las leyes Electoral y de Partidos, si bien sabe que la forma en que se utilizan esos programas sociales afecta la equidad y las posibilidades de competencia electoral de la oposición. Después que los ciudadanos protestan, después de que en las redes se evidencia la parcialización, entonces surge alguna que otra acción esporádica, si surge. Y eso lo decimos quienes, como el suscrito, queremos defender la institucionalidad, pero su inacción los hace ver comprometidos.
Danilo tendrá todas las razones que él en su intento de justificarse quiera hacer valer, pero la verdad es solo una, Leonel lo dejó en el 2012 en la Presidencia de la República y no escatimo esfuerzo para ello, pero también en el 2016, cedió para que pasara la repostulación presidencial. Esos son hechos y no palabras, están ahí y son innegables para las bases del PLD y el pueblo, no importan las excusas baladíes que se quieran interponer. ¡No encontraran defensa alguna para un accionar tan innoble!
Cómo nadie fui testigo fiel de la voluntad del entonces Presidente Leonel de apoyar a Danilo, para cumplir con su partido y con la palabra empeñada. Me llamó a Palacio, tarde en la noche, a la tercera planta. Me sorprendí de que me esperara con la primera Dama a su lado, porque nunca habíamos tratados temas políticos en su presencia. En esa ocasión las encuestas daban como seguro ganador de los comicios a Hipólito Mejía, que al grito de LLEGÓ PAPÁ había vuelto a encandilar al electorado.
Leonel, con la delicadeza que le caracteriza, sabiéndome comprometido sólo con él ‒pese a que en múltiples ocasiones le razoné que lo correcto y conveniente era apoyar a Danilo, porque no quería que cometiera el error de los Presidentes que en pasado tuvo el PRD‒. Se me acercó y me dijo: “José Frank yo quiero que tú me ayudes a hacer a Margarita Vicepresidenta”. Ahí entendí, de inmediato, el mensaje: él apoyaría a Danilo y, para garantizar la unidad, sería su esposa la compañera de fórmula.
Con ese pedido Leonel me comprometía a seguir apoyando al PLD, cosa que como quiera haría. Aunque siempre tuve buenas relaciones con Danilo, sabía que él estaba molesto porque yo había apoyado a Leonel en el 2008, en su tercera postulación, posibilidad electoral surgida por el interés del PRD de restaurar la reelección presidencial para presentar a Hipólito en el 2004. Como lo hacen los amigos, no actúe a sus espaldas sino por el contrario, fui a ver a Danilo a su oficina de la Lincoln, que nunca deje de visitar, manifestándole que apoyaría a Leonel.
Danilo me hizo hacer entender, o así lo intuí, que Leonel tenía un compromiso con él de cederle el espacio en el 2008. En verdad no sé si existió o no ese acuerdo. Lo que sé es que si lo hubo, Leonel lo cumplió en el 2012.
Algunas veces pienso que el amigo Presidente Medina cree que las deudas son eternas, porque de ser así Leonel le pago dos veces.
Por ejemplo, si Hipólito tuviera algún resentimiento con Leonel, pudiese tener alguna razón, porque si Leonel no asume directamente la campaña del 2012 y compromete al Bloque Progresista otra hubiera sido la historia. No hubo puerta que Leonel no tocase para buscar los votos de Danilo, como se buscan los votos, no con argucias sino sumando apoyos. Viene a mi mente el caso del patriarca de Higuey Amable Aristy, que se le negó a Leonel en eso de apoyar a Danilo y que ahora, atinadamente está saltando del barco del oficialismo, que está haciendo agua.
Leonel sabía, en el fondo, lo que le esperaba. Pero, con valentía espartana, fue a duelo con el destino porque para él pesaba más su partido, las bases y el correcto proceder histórico. Eso valía para Leonel más que todo lo que le vendría si Danilo tomaba las riendas del Gobierno.
Críticos de Danilo se lo dijeron mil veces. Él no les hizo caso pero lo intuía: sabia que en el círculo del hoy presidente habría funcionarios que le odiarían con frenesí, tanto que al día de hoy prefieren “que entre el mar” y no el expresidente Fernández. Los resentimientos de esa cúpula contra Leonel no tienen límites. Son los mismos que nunca nos perdonaron, ni a los Castillo, ni a Elías Wessin, ni a Pedro Corporán ni a quien esto escribe, nuestros profundos vínculos con Leonel. Si no salieron del BIS antes fue porque de alguna manera sabían de los servicios brindados a ellos, en el acuerdo del 2015.
Pero yo veo la política de forma diferente. Siempre he dicho que Danilo ha hecho una buena gestión. Él sabe que yo no le hago caso a pequeñeces. La salida de nuestro partido del gobierno era de esperarse y no le pusimos importancia alguna a la misma. Pero creo que es Danilo a quien le conviene repensar, quizás hasta rectificar, buscar fórmulas que permitan restañar heridas con Leonel, puesto que por más que se usen los recursos del Estado, el PLD va a perder las elecciones. Si no las gana Leonel, las ganará Luis Abinader.
Las bases peledeístas serán borradas de la nómina pública y la desgracia de la estrella amarilla será su obra. Serán sus propios compañeros de hoy quienes lo cuestionaran y lo harán culpable de cuanto pase.
Eso, Presidente Medina, eso es peor que lo que puedan hacer y harán a fuerza del circo, que por falta de pan, tendrá que montar si llega la oposición. No le hablo de la historia porque a los pragmáticos no les importa eso, pero verá, cuando la calentura del poder se baje, cuando los agravios estén a la luz del día, cuando la incomprensión se apodere de sus compañeros y no haya indulgencia alguna por parte de ellos, ahí se sabrá que el mal menor que como decisión inteligente, necesaria y honorable debió ser: ¡Apoyar a Leonel! A fin de cuentas, era una obligada reciprocidad.