Por: Osvaldo Santana
.- Con la declaración del presidente Luis Abinader el lunes primero de junio, de que “asistiría más contento” a la Cumbre de las Américas, si “hay una apertura en un momento de una crisis mundial”, el gobierno muestra un leve giro de su política abiertamente conservadora en favor de Estados Unidos.
“Nosotros respetaremos la posición de Estados Unidos, pero también si hay una apertura en un momento de una crisis mundial, porque hay deseos de algunos países de asistir, nosotros también estaríamos más contentos de asistir”, dijo Abinader.
Fue más que obvio que esa apertura sugerida por el presidente dominicano estaba referida a la negativa de Estados Unidos de invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua a la Cumbre, lo que sorprendió por su sistemática adhesión a la política exterior de su “aliado estratégico”.
Ocurre cuando el gobierno de Joe Biden insistía en marginar a Venezuela, Cuba y Nicaragua de la Novena Cumbre de las Américas, efectuada del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, decisión que ha sido encarada por el presidente de México Andrés López Obrador, quien advirtió que, si esos países no son invitados, no acudirá. También habían expresado reservas los presidentes de Argentina, Alberto Fernández y de Honduras, Xiomara Castro.
En boca de López Obrador, ese discurso no resultó extraño, pero en el caso de Abinader es inevitable que llame la atención, si se recuerda que ha sido fiel adherente de la política exterior norteamericana. Esta vez, incluso adelantó que para la Cumbre Iberoamericana que se realizará en República Dominicana en 2023 ninguna nación será excluida.
El pasado: la exclusión de china
La alineación del presidente hacia la política norteamericana y al distanciamiento de China, después que la administración pasada estableció relaciones diplomáticas con ese país, se expresó desde el inicio de su gobierno, el 16 de agosto, cuando delineó su política exterior.
El 30 de octubre de 2020, el presidente Abinader deslindó con más claridad los campos: “Si China quiere invertir en áreas no estratégicas del Gobierno dominicano es bienvenida su inversión, pero la decisión del Gobierno dominicano es tener una alianza estratégica con los Estados Unidos”, dijo el presidente Abinader, durante una entrevista en inglés con el centro Wilson… Repito. Hemos sido claro en esta posición. Mi posición es que nosotros necesitamos estar en temas de alianzas estratégicas con los Estados Unidos”, expresó.
Al cuestionarle cuáles son esos temas estratégicos, Abinader dijo: “Puertos, aeropuertos, telecomunicaciones. Todas esas áreas, a eso me refiero”.
Esa afirmación se produjo tres semanas después de que el propio Abinader dijera que no pone objeciones a las inversiones de la compañía china Huawei en las infraestructuras de telefonía 5G.
Durante el acto de presentación de la licitación de la red 5G, el 7 de octubre pasado, Abinader aseguró que corresponderá a las operadoras de telefonía elegir la tecnología que implantarán en sus redes, sea esta de Huawei o de otra empresa.
«No es el Gobierno que va a aplicar la tecnología. Son los prestadores de servicios. Hay varias tecnologías 5G (…) Nosotros no estamos involucrados en la tecnología, sólo en la licitación del espectro», afirmó el presidente dominicano en respuesta a una pregunta sobre la empresa china.
También con la mudanza de embajada
Para la misma época, el Gobierno avanzó en su política pronorteamericana al anunciar que estudiaba la posibilidad de trasladar su embajada ante Israel desde Tel Aviv a Jerusalén, decisión contraria a la mayoría de las naciones. Pero se trataba de imitar la conducta de la administración de Donald Trump, que ya en 2018 había decidido mudar la sede de su representación.
Frente a Nicaragua
Asimismo, en junio del año pasado, el canciller dominicano Roberto Álvarez confrontó al gobierno de Nicaragua. En su cuenta de Twitter denunció «las detenciones de los precandidatos presidenciales Cristiana Chamorro y Arturo Cruz en Nicaragua son un acoso de la oposición ante las elecciones presidenciales del 7 de noviembre. Estas medidas antidemocráticas indican la creación de un ambiente de intimidación e intolerancia», indicó en un primer mensaje.
Nicaragua protestó «enérgicamente»:
«Ante las insólitas declaraciones suyas sobre asuntos internos que solo conciernen al pueblo y Gobierno de Nicaragua, protestamos enérgicamente en nombre de la decencia, la soberanía, la no intromisión, no injerencia, y no interferencia, que de acuerdo con todas las Cartas Internacionales que rigen la vida soberana entre los Estados, nos debemos», señaló el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua.
Venezuela
Desde la campaña presidencial, el presidente Abinader adoptó una actitud crítica hacia Venezuela, y ya juramentado, avanzó en la misma dirección que Estados Unidos.
El canciller Álvarez sostuvo que en Venezuela se requiere una negociación que garantice elecciones justas, libres y transparentes, para la salida de la crisis. Y sugirió al Grupo de Lima el auspicio de un referéndum consultivo administrado por la ONU para salir de los actuales gobernantes.
El trato con Haití
Haití no ha estado ausente en la política exterior dominicana. Hubo un período de tensión cuando las autoridades de ese país permitieron la construcción de un canal de riego que tomaría las aguas del río Masacre en la frontera norte, próximo a Dajabón, sin consultar a la parte dominicana.
Las relaciones se agriaron por recurrentes declaraciones del canciller haitiano de la época, Claude Joseph. El gobierno dominicano respondió con duras medidas contra la inmigración ilegal, un exhorto a las empresas a adecuarse a las leyes laborales y de inmigración, en especial a la norma que establece que el 80 % de la mano de obra debe ser dominicana, hasta impedir el ingreso al país de mujeres embarazadas de más de seis meses.
También suspendió de manera indefinida el programa especial de visados a estudiantes universitarios haitianos y dispuso, al menos discursivamente, una auditoría al plan de regularización de inmigrantes, aprobado en 2013 por el gobierno pasado.
En el plano interno, el gobierno se alineó con las posiciones de derecha, que repudia firmemente la inmigración haitiana. Favoreció la construcción del muro fronterizo y de inmediato inició su construcción.
En esa dirección, ha ganado capital político en una mayoría del país que repudia la inmigración masiva haitiana, y especialmente, la derecha militante, la cual obra en paz con Abinader.
Silencio
El Partido Revolucionario Moderno que lo llevó al poder, han guardado silencio. En su programa de gobierno esa organización sostenía posiciones vagas o ambiguas.
Prioriza “las relaciones con Estados Unidos de América como principal socio en materia de comercio exterior, nuestra principal fuente de turistas y remesas y lugar donde residen más de millón y medio de dominicanos emigrados”.
Respecto a Haití, señala que “las relaciones deben ser encausadas por un sendero de estabilidad y respeto mutuo que promuevan el bienestar y la paz entre nuestras naciones”.
Luego valora las relaciones con los países emisores de turismo, y los que impulsan inversiones en el país en diferentes áreas y crean oportunidades para el desarrollo económico y social.
En un tercer eje entran los países de la Cuenca del Caribe, por compartir intereses geoestratégicos, comercio y mecanismos de cooperación e integración. Y sobre Venezuela contiene esta belleza: destacar la relación privilegiada con Venezuela debido al acuerdo de PetroCaribe, obviamente, eran los tiempos del petróleo barato al que el gobierno perremeísta llegó tarde.
En fin, que esa frase de Abinader en favor de la apertura a todos los países a la Novena Cumbre de las Américas sugeriría un leve giro en su política exterior frente a Estados Unidos, al cual ha seguido a pie juntillas. Por eso sorprende que exprese su deseo de que en la cumbre estén todos, incluso Cuba, Nicaragua y Venezuela.